Aunque existen muchas variedades de anémonas, la más cultivada con uso ornamental es “anemone coronaria”. Se trata de una flor bulbosa con un tallo de entre 20 y 30 cm, de colores normalmente rojos, azules, morados y blanco, que florece durante la primavera. Sus hojas son parecidas a las del perejil. Sus flores pueden ser también de flor doble.
El bulbo, con un aspecto bastante amorfo, se siembra desde mediados de otoño a principios de invierno, a unos 5 cm de profundidad. Se aconseja ponerlos unas horas en remojo antes de sembrarlos, aunque yo nunca lo he hecho. Según cuando se haya sembrado puede florecer desde principios hasta mediados de primavera.
Conviene protegerlas de las heladas extremas, aunque tienen cierta resistencia a las heladas moderadas. Deben ser expuestas a sol o semisombra, en sombra total o con falta de luz las flores no acaban de abrirse completamente.
El riego debe ser frecuente, aunque evitando encharcamientos. El sustrato no debe quedarse completamente seco.
Suelen ser bastante resistentes a plagas y enfermedades. Pueden ser atacadas por pulgones y por caracoles.
Yo personalmente no suelo sacar los bulbos de un año para otro, y por lo general vuelven a florecer casi todas. Si se prefiere pueden sacarse los bulbos y reservarlos en un lugar fresco y seco para volver a sembrarlos de nuevo en otoño.
Se reproducen mediante división de bulbos y también es posible mediante semillas.