Vuelvo después de unos días, tras las heladas que hemos sufrido en la mayoría de la península, para presentaros la aralia (“Fatsia japonica”), planta que se caracteriza por tener unas grandes hojas de un color verde intenso y lobuladas en forma de palma.
Es originaria de Japón y Taiwan, y aunque su floración (si tiene lugar) carece de valor ornamental, impresionan sus hojas que pueden llegar a medir hasta 50 cm de ancho.
Esta planta no requiere de muchos cuidados en particular. Su ambiente ideal ronda los 20ºC pero tolera una amplio rango de temperaturas. Aunque en muchos documentos podemos leer que resiste solo heladas débiles, aquí hemos llegado a -10ºC y durante tres días consecutivos no hemos superado los 2ºC de máxima y ella sigue ahí como si nada. Hay que tener en cuenta que la tengo en el patio, con muros altos y resguardada del viento, pero a algunas de sus compañeras como la monstera deliciosa, la alocasia y las cintas se les han helado totalmente las hojas.
Debe ubicarse a la sombra, en caso contrario sus hojas se quemarían por el sol.
Los riegos deben ser frecuentes, sobretodo en verano, para mantener el sustrato húmedo. No debe dejarse secar nunca totalmente.
Suele ser atacada por cochinilla algodonosa, pulgón y araña roja. Si las hojas amarillean puede ser debido a un exceso de riego o al ataque de la araña roja.
No necesita poda, a no ser que no se desee una planta demasiado grande; es una planta con un crecimiento bastante vigoroso.
Se multiplica mediante semillas o en verano mediante esquejes.