Estas flores tan comunes en toda la geografía mediterránea (“Pelargonium spp.”) provienen del Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, y son traídas a Europa en el Siglo XVII, para la fabricación de perfumes y aceites esenciales en París.
Son muchas las propiedades curativas de la esencia extraída de esta planta, destacando las aplicaciones para dermatitis, sistemas nervioso y circulatorio, y antidepresivo y ansiolítico.
Hay que tener en cuenta que existen cientos de especies de geranios y los aceites esenciales son extraídos solo de unas cuantas.
Florecen desde entrada la primavera hasta final del verano. Los geranios requieren mucha luz para florecer, con lo cual pueden estar a pleno sol o a semisombra. Si se quieren ubicar en interior, deberán estar junto a una ventana que reciba muchas horas de luz. Su colocación en la sombra da lugar a plantas más largas y con poca floración.
No se deben regar demasiado, odian los encharcamientos. Si están a pleno sol y en macetas en lugares calurosos, regaremos cada noche, ya que durante todo el día habrá dado tiempo suficiente para que el sustrato esté totalmente seco. Si están en semisombra o en interior, regaremos cuando notemos la tierra seca.
La maceta debe estar provista de un buen drenaje, en caso contrario podríamos conseguir que la planta se pudriese.
Para conseguir una buena floración va bien aportarle abono cada 15 días, y así enriquecer el sustrato.
Cuando las plantas se hacen viejas la floración disminuye, pero una de las características de estos ejemplares es que se multiplica muy fácilmente por esquejes. Para realizarlos, cortaremos trozos de la longitud de un lápiz por debajo de un nudo, quitaremos las hojas inferiores dejando solo unas 4 ó 5 hojas arriba. Pincharemos en una macetita. Se obtendrá mejor resultado si dejamos secar un poco el corte durante una noche y le untamos hormonas de enraizamiento antes de plantarlo (esta técnica también se aplica a varias especies de cactus y crasas).
En invierno, si en nuestro clima se producen heladas, tendremos que ponerlos a cubierto o en un sitio resguardado, ya que el geranio no las soporta. Al final de esta estación, si podamos la planta, rebrotará con fuerza y tendrá mejor floración. No olvidéis hacer esquejes con el material cortado.
El geranio puede padecer enfermedades fúngicas, manifestándose las manchas en las hojas, y muchas veces debido, además de por contagio, a un exceso de riego o falta de ventilación.
Las plagas que suelen afectarle son pulgones, cochinilla, mosca blanca, araña roja, pero sin duda, lo más peligroso es el ataque de la mariposa africana. Las larvas de ésta se alimentan de los capullos, cuando acaban con éste se introducen al interior de la planta por el tallo, provocando daños importantes al geranio. Si se encuentran estos síntomas se debe cortar el trozo afectado, ya que los insecticidas específicos para taladro del geranio son efectivos cuando el insecto aún no está dentro de la planta, y debemos empezar a aplicarlos al principio de la primavera, cuando vemos a las mariposillas revolotear por la planta.