Sembrando bulbos de primavera

  Una de las tareas del otoño es preparar los bulbos que florecerán en primavera y alguno que lo hará antes. He estado recuperando los bulbos que tenía del año pasado. Os puedo decir que los que dejé en las macetas hondas y a la sombra estaban perfectamente, e incluso se habían multiplicado bastante. Hay que tener en cuenta que aquí desde el mes de abril o mayo prácticamente no ha llovido, es por eso que las probabilidades de que se pudriesen eran prácticamente nulas.

  Los que puse en cazuela de barro, de poca profundidad, tenía que haberlos sacado antes de que empezara el verano, pues realmente se cocieron con el calor y no los he podido aprovechar.

  Estos que pongo a continuación son bulbos de tulipanes, de fresias y de narcisos recuperados.

  Aquí muestro un tubérculo de ciclamen, parece que ya quiere comenzar a brotar…

  Y estos otros son de muscari (nazarenos) muy florecidos a principios de primavera, se deben plantar muchos juntos para conseguir un bonito manto azul.

  He sembrado parte de los muscari en esta cazuela ….

  En los siguientes recipientes hay de izquierda a derecha: narcisos y tulipanes de diferentes colores y tamaños, sembrados a distintas profundidades para que unos vayan dando paso a otros; muscaris; fresias de varios colores; un ciclamen y en la cazuela tulipanes (de varias alturas, los bajitos más al exterior y los altos al centro).

  Como de momento hace bastante calor, y creo que me he adelantado un poco, o el clima se está retrasando, los he puesto a la sombra para que no salgan perjudicados. 

  El resultado que espero es, en parte, algo así como el de esta foto de la primavera pasada.

  Hay muchas más variedades de bulbos que podemos sembrar en otoño, de las más habituales, además de los que os he enseñado, son los jacintos, anémonas, iris, alliums, crocus, etc…

  Según información encontrada por la red, podríamos tomar como referencia respecto a la profundidad de plantación, y dependiendo de la variedad, las siguientes (aunque cuando se compran en bolsa, el distribuidor suele indicar la profundidad y separación para el producto en cuestión):

   Pero como podéis ver en la maceta “cazuela” del año pasado, la profundidad a la que planté los tulipanes no es la recomendada y en cambio los Queen of Night lucieron de maravilla…

Dalias

  La dalia (“Dahlia spp.” ) es una planta bulbosa que tiene su origen en el centro y sur de Méjico, donde es considerada en la actualidad su flor nacional. Los colonizadores españoles, en el siglo XVI, se quedaron asombrados de la belleza de estas plantas que cultivaban los aztecas.     

  Hacia finales del siglo XVIII, fueron enviadas las primeras semillas a Europa, al Real Jardín Botánico de Madrid.

  Una vez en Europa, y debido a la gran expectación que causó, se empezaron a desarrollar variedades distintas, hasta las más de 20.000 que existen en la actualidad.

  La dalia puede medir entre unos pocos centímetros y un metro de altura, dependiendo del cultivar. El bulbo de la dalia se siembra a principios de primavera para que florezca en verano.

  Según el tamaño de la variedad, se colocarán los bulbos de 8 a 12 cm de profundidad, a más profundidad florecerán poco y a menos se podrían secar. La distancia entre bulbos rondará entre los 20 y los 50 cm teniendo en cuenta también el tamaño.

  La dalia debe exponerse a pleno sol y protegida del viento. Debe regarse abundantemente en el periodo de floración. Antes, se debe regar de forma moderada, ya que el exceso de riego podría pudrir los bulbos.

  También es aconsejable en el momento de plantar los bulbos, poner el tutor, que servirá para guiar a la planta.

  Abonaremos cada 15 días durante la floración. También se mejorará ésta, si se eliminan los capullos que están por debajo de las flores más adelantadas y eliminando las flores marchitas.

  A finales del otoño, cuando la planta marchite sus tallos, se cortarán y se puede proceder de dos maneras, sacando los bulbos y guardándolos en lugar seco y fresco, o dejándolos enterrados. En el segundo caso deberemos proteger la maceta de los vientos fríos del invierno, si se prevén heladas, y de las lluvias continuas.

  Los ejemplares grandes tardan días en abrir. La siguiente secuencia de imágenes se ha captado en un periodo de una semana.

  Las plagas más frecuentes de la dalia son pulgones y araña roja. También pueden padecer virus y alguna enfermedad fúngica.

Gloxinia

   Esta planta, cuyo nombre científico es "Sinningia Speciosa", es una herbácea rizomatosa que produce unas vistosas flores de forma continuada durante el verano.

   Es originaria de sudamérica, principalmente de los Andes, aunque se ha naturalizado también fuera de este entorno, por gran parte de Centroamérica, junto a rocas en bosques húmedos y sombríos.

   Existen flores de muchas variedades y colores. Durante el invierno, la planta entra en reposo, quedando únicamente el rizoma subterráneo.

   Es una planta apta para cultivo en interior o en exterior. Si se cultiva en interior deberá ubicarse en una habitación muy luminosa. Si decidimos exponerla en la terraza, lo haremos en lugar sombreado de ésta.

   Si regamos con regadera, es conveniente hacerlo por debajo, es decir, colocando un plato debajo de la maceta y añadiendo el agua a éste. Yo la riego con el sistema automático de goteo, introduciendo el gotero dentro de la tierra y evitando así mojar las hojas, que las estropearían. Por tanto, tendremos que ponerla a resguardo en caso de lluvia.

   También tendremos cuidado con el exceso de riego que podría producir hongos, la planta requiere humedad pero no encharcamientos, para ello al regar, mantendremos el plato con agua durante un cuarto de hora retirando a continuación el líquido sobrante.

   No es necesario un recipiente muy grande para albergar una de estas plantas, si bien, a mayor tamaño mejor se desarrollará. Será suficiente con una  maceta de unos 15 cm de diámetro.

   Cuando termine su floración, a finales de verano, reduciremos el riego hasta que las hojas se sequen y la parte aérea de la planta se marchite completamente. Dejaremos entonces de regar, pudiendo conservar la maceta con el rizoma, para su rebrote a la primavera siguiente.

   Durante el periodo vegetativo es conveniente abonarla cada 15 días, sobretodo con abono que favorezca la floración.

   Esta planta no resiste el frío. Si las temperaturas nocturnas en otoño, cuando aún no se haya secado la planta, son inferiores a los 10ºC, deberíamos llevarla al interior.

   La gloxinia puede multiplicarse por semillas (a finales de invierno), por esqueje de hoja (en verano), y por división del rizoma (en primavera, cuando las temperaturas sean suaves).

Hortensia

  La hortensia (“Hydrangea macrophylla”) es originaria del Sur y Este de Asia, y de diversas zonas del continente americano. Se trata de un arbusto de hoja caduca que puede llegar a medir hasta tres metros de altura.

  Su mejor floración tiene lugar a principios de verano, produciendo ramilletes de flores de color blanco, rosado o azul, dependiendo de la acidez del suelo. Cuánto más ácidos sean más azules se vuelven sus flores, con una acidez intermedia blancas y con menos acidez rosadas.

  Para conseguir el color azul cuando la acidez se ve afectada por el agua de riego (generalmente calcárea), se emplea el azulador de hortensias que es un preparado que contiene sulfato de aluminio.

  En la mayor parte de España, su ubicación ideal será en semisombra o sombra pero con bastante iluminación. Hay zonas puntuales, por ejemplo en la costa gallega, donde sí podrían sobrevivir a pleno sol, ya que la humedad ambiental es mayor y la radiación solar más suave.

  Aún así, es complicado que la planta luzca en su esplendor en climas con una baja humedad ambiental y calurosos (por ejemplo el mío), siendo conveniente crearle un microclima situándola en un patio fresco con riegos frecuentes y rodeada de más plantas.

El color de la flor de esta hortensia (de un vecino) es debido al pH del suelo 

Cuando la humedad ambiental disminuye y las temperaturas aumentan de una forma extrema, sus flores y sus hojas se ven afectadas.

  Tolera las heladas suaves (-3 ºC), a menor temperatura puede dañarse la planta, en muchos casos recuperable mediante una poda drástica, pero perderá la floración de ese año.

  Para su cultivo debemos utilizar un sustrato ácido y mantenerlo húmedo pero no encharcado. Los riegos continuos con agua calcárea (ya que es una planta que necesita mucha agua), puede dar lugar a la aparición de clorosis férrica en la planta, que combatiremos mediante la adición de quelatos.

  Es conveniente abonarla cada 15 días en periodo de floración, con abono para plantas acidófilas.

  Puede ser atacada por pulgón, cochinilla y ácaros. Trataremos contra el insecto o ácaro en cuestión, con cuidado de no rociar las flores.

  La flor de la hortensia se forma en ramas crecidas el año anterior. La poda de la hortensia se realizará a final del invierno en climas con inviernos crudos, cortando un tercio de las ramas florecidas. En climas suaves se podrá podar a  inicios del invierno, cuando la planta haya perdido la hoja.