Bignonia roja

  Aunque se conozca como bignonia roja (“Campsis radicans”), la mía es más bien anaranjada, pero existen en diferentes tonos desde amarillos hasta un rojos intensos, pasando por anaranjados y tonos rosados.

  Se trata de una planta trepadora, de hoja caduca, que florece desde junio hasta bien entrado el otoño, dando lugar a unas preciosas y grandes flores en forma de trompeta. Su tronco leñoso produce raíces aéreas que le sirven de soporte.

  Es originaria de los bosques del sudeste de los Estados Unidos, y es tan rústica que puede resistir heladas muy fuertes, siendo apto su cultivo en toda la geografía de nuestra Península Ibérica.

  Se usa principalmente para decorar vallas y pérgolas, sombreando con sus hojas durante las épocas de calor y perdiendo la hoja en invierno.

   Agradecen una exposición a pleno sol para florecer abundantemente.

  Al tratarse de una planta tan vigorosa, el tamaño del recipiente ha de ser considerable, de al menos unos 40 cm de diámetro para poder desarrollarse con normalidad.

  Requiere un riego abundante en verano, sin dejar secar entre riegos consecutivos, evitando encharcamientos. El riego en invierno debe ser escaso.

  Necesita un sustrato rico en época de floración, con lo cual la abonaremos cada 15 días en primavera y en verano.

  A finales del invierno, podaremos enérgicamente las ramas que hayan florecido el año anterior, de este modo conseguiremos una mejor floración.

  Suele ser atacada por pulgón y por ácaros, trataremos de forma preventiva.

  Puede ser afectada por cercospora, un hongo que aparece formando manchas marrones en las hojas. Tratar con fungicida.

  Se multiplican por esqueje o por acodo en primavera.